miércoles, 3 de diciembre de 2008

Palabras abandonadas

La obsenidad del poema inconcluso... no obstante no firmo... me han robado mi nombre. Solitario yace en la sombra del fugitivo.
Ausencia desnuda... o tal vez sólo yo tras la petición...

Piove per me

El cielo se disfraza de monocromía y con él, todos parecemos perder color. Decolorados envidiamos al verde que prevalece y que se alimenta con el llanto del dios del trueno.
Enormes agujeros laceran el cielo y por entre las nubes, supervivientes de la luz prevalecen para conducir a las almas que con los restos de la lluvia se evaporan y ascienden olvidando a sus cuerpos.
Remolinos, el cielo refleja el mundo como lo hizo alguna vez el mar. Densas olas se mueven desordenadamente y quisieramos reposar sobre ellas... unos ojos se desprenden del pavimento para alzarse por encima de las demás cabezas, por encima de los pensamientos.... una mirada añora... espera ver algo dentro de esa profundidad inaccesible. Se hace alas, se inventa pájaro y sin embargo sólo roza sutilmente a los soberanos del cielo.
Mira... baja su mirada pero sólo hasta sus manos ahora examinadas... se acaricia y sonríe... no vuela pero sueña y ama esta limitada cápsula erógena, a través de la que te siente... esos ojos son los míos que eligieron mirarte...

Tic - Tac

El tiempo y la espera... me ulcera la duda. Te espero, te sueño, te pinto, te escribo, te llamo y callo....
¿Cómo me encuentro unida a tí? ¿De qué forma mi piel te respira? Me estremezco con tu voz sabiéndome presa por ella... deliciosa y dolorosamente encadenada por sus colores.
Bajo tu nombre, mi cuerpo... yo me acaricio para recordar y atesoro cada imagen, cada sonido... cada una de nuestras noches.
Presiento tu figura en mi deseo, ella se erige como una enorme bestia a la que me ofrezco ebria de deseo. Hermoso sacrificio, la ofrenda en la que devengo me regala brazos y piernas que se abren en tu abrazo aferrándose a tu costado, a tus pliegues y debajo de tu mirada.
Susurra mi nombre... hazlo renacer con cada murmullo... yo, únicamente gimo extasiada... devengo humedad, formas y entrega.
Aprésame eternamente, infinitamente en nuestros instantes y muy dentro de ellos.
Extraviada en un deseo demasiado puro te sueño volviendo a mí.