Como el mar estoy llena de voces urdidas. El lamento canta como miles de sirenas dentro de mí. He perdido de verdad y, solo así, he dado paso al hallazgo... No amamos lo bastante la alegría. Temo que un día, por causa de esta pena, una flor ya no me conmueva. Y es que en tus ojos descanza mi alma y por habitar tu conciencia doy la vida entera.
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