martes, 22 de julio de 2014

Oda

Como una nube la vida se transforma, se metamorfosea, se siente traslúcida y entre tonalidades e incontables ponientes se muestra hermosa. Y es que he de añorar la muerte y todo su silencio si todo lo que intente se torne en mero ensayo, si no logro presentir el misterio que me guía, si lo que ansío decir es lo que callo.
He encontrado la infiel e intrépida alegría, me he visto presa del amor.
En mi alma no he perdido jamás la esperanza desde que tu voz me regaló mi cuerpo, desde que en mi corazón hallaste espacio digno de tu anhelo y me dejaste a merced de la riqueza de quien conoce tu alegría. Entre tus brazos encuentro tu luz y tu pasión y comprendo entonces sin superstición que me llenas de dichas y agonías.
Entre espinas y rosas se alza nuestro hogar, tras el perfume cálido de los esfuerzos ininterrumpidos, ahí está el futuro, lo que veneraré, lo más puro.

Quien no me sigue allí me perderá... Quien no me busca allí no arrancará una sola respuesta de mis labios.

No hay comentarios: