La niña de tiza rosada... tenue... La lluvia la ha hecho borrosa, la tierra volátil, arena en la que ha devenido su cuerpo que antes era pintura. Resbala marchita, seca... resbala... inevitable es que te desdibujes.
Toma tu corazón y plántalo debajo de una pisada... el desasociego de continuar descorazonada, borrada... te pintaron y ya te olvidan. Otro es ahora el niño que gira la rueda. El maravilloso olvido de aquellos que no han dejado de crear.
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