Esto ya no puede ser un libro de amor...
Ya no le pertenece a nadie, las palabras brotan del alma del abandonado, del feliz solitario, asexuado, con ambos cuerpos, con sólo versos.
La palabra que rasga los límites, divina palabra que se asienta en la blancura... no, la pregunta no es si son mejores las caricias o los versos, es si los versos saben acariciar.
Cuando el cuerpo sólo recuerda acuden las palabras transgresoras cargadas de placer, delicias imperecederas mientras se logre con ellas abrir el cuerpo encadenado.
La palabra emprende su viaje atemporal, la voluptuosidad es celebrada, la vida se enciende entre los gemidos del lenguaje. La noche de los cuerpos es revivida, la carne descanza sobre la humedad de los labios que saben decir lo erótico.
Las ruinas también recuerdan, ellas mismas son recuerdos, espacios detenidos en el tiempo, contenidos en un único acontecimiento, en el suspiro, en la agonía del último orgásmo.
La explosión de las manos cuando hicieron hablar, cuando aprendieron a ver.... la explosión del tacto, las palabras tocan. Las palabras no describen, las palabras demandan, a ellas acude el placer, el deseo se repliega, se expande, se derrama desde la pluma y besa los oídos del lector.
El blanco se inunda, se desborda de símbolos, de caligrafías, de mapas, de líneas.
Los cuerpos se pintan sobre tierras inóspitas, los cuerpos se escriben y el pincel corre por ellos humedeciéndolos con palabras. La punta del pincel resbala sobre la carne... sólo habla... sólo escribe.
Los poros se abren y reciben sedientos tal ambrosía, la piel, la boca, el tacto se asustan, se abren, reaccionan.
El cuerpo se contrae, la respuesta es una pregunta flameante desde el centro. Se contraen las fisuras, lento, lento, el plexo se apresta, se relaja. El temblor cual enredadera va subiendo y el cuerpo ya no puede escapar, la tensión regresa, la boca crepita, musita, murmura.... por fin.... gime....
Se abre suavemente y desde el fondo surge la respuesta... más que un suspiro... la petición, el grito, el placer.
Lenguaje inconexo, vocablos initeligibles, silencios contenidos, se abre de nuevo, ahora la lengua baila, se baña. La boca se cierra, se abre se cierra, grita. La espina dorsal ha devenido dedo, acaricia, se retuerce. Los brazos apresados por el calor intentan asirse del vacío, rasgan el aire, la atmosfera se tiñe de aromas, de murmullos, de sombras que se deshacen entre la oscurida y la luz.
Los ojos se abren y las pupilas se dilatan, intentan ver al causante de los espasmos, al que gobierna su cuerpo, al que punza la carne con roces imprevistos.
Los ojose se cierran, el color explota en el cierre brusco. Pelna apertura es el plexo desgarrado. Cadenas invisibles lo obligan a mantenerse abierto. Las cerraduras han sido violentadas, la entrada es permitida y suavemente se perfora.
La carne con la carne
Túneles traspasados por la serpiente de mil cabezas
Carne con carne
Aromas, imágenes que se pierden en el incesante abrir y cerrar de los ojos
El cuerpo deviene fuego, se quema, se consume, se confunde, el cuerpo se derrite.... es espuma, se mueve, se retuerce...
estalla
..... la caída......
Lentamente el cuerpo recupera su peso, se precipita y se encuentra húmedo, la flacidez resago de tanto calor suda con una respiración agotada, siseante, silenciosa
Ahora termina
Te han violado
Sí... por fin las palabras han aprendido a hacer el amor.
Sólo las palabras ... poderosas figuras que aturden el espacio, el blanco, porque no hay noches ni días dentro del blanco.....
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